Córdova Y Gabardina

Bien amigos, antes de comenzar, quiero ponerlos en contexto para que sepan por qué es importante esta historia.

Esto sucedió a finales de los 80, yo tenía unos 24 o 25 años.

Mi primer automóvil fue un Dodge Córdoba.

Es muy difícil que hoy día puedan encontrar un auto de esos, porque casi todos quedaron en el pasado, pero en su tiempo fue un automóvil muy muy bueno.

Para mí era un carrazo, era mi primer auto,
Y como todos los que pasan por eso ese auto tenia un halo de magia y apego único y especial para mi

Y para que se lo puedan imaginar, era lo que podemos considerar hoy día como un deportivo de lujo.

Tenía asientos de velúr, incrustaciones de madera en el tablero, en las puertas, en el volante, un estilo deportivo, dos puertas, color dorado. Para mí era un carrazo.

Mi suegro trabajó muchos años en la música, como guitarrista en un trío, el la época de los trios en México.

Cuando se acabó esa época, él decidió tomar a su familia y llevarla a vivir al sur de la ciudad.

Se fue a una colonia que hoy podemos
considerar como de clase baja.

Era una colonia popular, entonces no tenía pavimento, no tenía luz en las calles y en general estaba en muy malas condiciones.

Ya vivían ahí para cuando yo conocía a mi a la que hoy es mi esposa.

Cuando él se fue a vivir ahí para poder sostener a su familia, decidió poner una pequeña peluquería y también hacia viajes en su automóvil.

Él,como ya no trabajaba en la música, decidió regalarme tres gabardinas.

Todas afelpadas y hasta la rodilla

No sé si en tu país sepan lo que es una gabardina, pero una gabardina es un saco largo que se acostumbra en tiempo de frio y como prenda de vestir algo lujosa.

Aún hoy día se utiliza en lugares muy fríos.

Ahora pueden imaginarse que voy llegando a la colonia sin pavimento ni luzen las calles , ni nada, en mi Córdoba, dorado, bajando de ahí con mi gabardina negra.

Era un espectáculo.

En una ocasión era Diciembre. Estaba
haciendo un frío terrible que más o menos era rosaba los 0 grados .

Después de haber cenado estábamos en ahi en casa de mis suegros platicando la sobre mesa y en eso tocan la puerta.

Va alguien de la familia a ver quién es, regresa y dice, buscan a Don Toño.

Don Toño era mi suegro.
Le dicen ¿qué es lo que necesitan? ¿Por qué está ocupado?

Dicen, es que quieren un viaje.

Quieren que los lleven al hospital.

Y les reponden, no puede, es que él ya no tiene automóviles, ya su auto no funciona.

Entonces mi esposa les dice, ¿si quieren que los lleve Jaime?,

Ella voltea conmigo y me dice, ¿llevalos tú?

Dije, bueeeeno, a ver,

Salgo a la puerta y la imagen que tengo me es aun imposible de olvidar

Estaban frente a mi una pareja.

El se veia mas grande de edad que ella

Él con toda la pinta de un campesino, venía con pantanones de mezclilla, camisa de cuadros, bastante desalineado, no sucio, pero sí se veía que había estado trabajando todo el día.

Y ella solo con un vestido muy ligero y un suéter pequeño que le apenas descubría.

Ella se veía en un estado de embarazo muy avanzado y me llamó la atencion que por el frío no hubiera llevado algo más que le cubriera.

Seguramente no lo tenía.

Cuando los veo en el friazo y casi comenzando a llover, les pregunto, ¿qué necesitaban? ¿necesitaban una carrera?

Sí, es que buscamos a Don Toño para ver si nos puede llevar al hospital.

Mi esposa ya no puede más

Si quieren, yo los llevo.

¿¡Si nos lleva! ? Claro, vengan y suban al carro.

Los subo al auto, ella en la parte de atrás y el señor se sienta junto a mí.

Cabe recordar que el auto era de dos puertas

Salimos de la de la colonia y le pregunto, ¿a dónde vamos? ¿Vamos al seguro?, es el que nos queda más cerca.

Me dice …, es que no tengo seguro.

Y pensé, pues el otro hospital donde te pueden recibir en estas condiciones es el hospital civil,

Pero están muy lejos de donde estamos ahorita, me dice, Fácil más de una hora de camino

Bueno ¿ si no es ahí? ¿ pues no sé a dónde quieres que te lleve? Por lo visto, esto ya es urgente.

Me dijo, mire, me recomendaron la Cruz Roja.

Dije, está bien, no estás tan lejos y podemos llegar más a menos rápido.

Agarramos Constitución y dimos vuelta en
Cuauhtémoc.

Para quienes no conozcan Monterrey, Cuauhtémoc es una avenida de cinco carriles.

Cuando dimos vuelta en Cuauhtémoc para ir hacia el norte, estaba hecho un mar de carros.

Para llegar hasta la Cruz Roja había que cruzar un promedio de cuatro o cinco kilómetros, con un semáforo cada cuadra y como que estaban desinclonizados porque estaba al máximo de carros en todos los carriles y no podíamos avanzar.

Una cosa que me llamó la atención es que la señora que iba en la parte de atrás en ningún momento hizo ningún sonido, no comentó nada, nunca escuché su voz.

Solo de vez en cuando hacía un gesto como de dolor, algo así como un gémido qué solo se escuchaba en la parte de atrás del carro .

Ya cuando vi que estaba ahí, entendí que tardaría muchísimo para llegar hasta la Cruz Roja.

Pero en fin, ya estamos aquí, vamos a ver

Conforme fuimos avanzando, hable con él y me comentaba que tenían un par de semanas en Monterrey,

Que venían de un rancho en una comunidad muy pequeña en el sur del paiz,

Que ella estaba para aliviarse pronto y necesitaban el dinero

Un amigo les había prometido el trabajar en la obra, en la construcción, y por eso es que no tenían un seguro.

Yo la verdad iba desesperado, el frío era intenso, estaba la lluvia afuera, no tenía buena calefacción el auto porque no era un auto nuevo y yo preocupado porque la situación era apremiante.

Llegando a la esquina de Cuauhtemoc y Treviño, solo escucho que ella se quejo mas fuerte, volteo y veo que de debajo de su vestido y entre las piernas, saca su bebé.

Fue en un solo movimiento

Lo toma con ambas manos y lo lleva a su pecho

Yo me quedé impactado, ¿qué hago? ¿qué hago? ¿qué hago? ¿qué hago?

El señor se quedó paralizado, yo no supe qué hacer, solo vi que comenzó a levantarlo y busco la manera de cubrirlo con su diminuto suéter, pues era todo lo que tenia encima

Dije, se va a morir con este frío y pensé, ¿qué hago? ¿qué hago?… ¡¡La gabardina.!!

Inmediatamente me la desabotoné, me la quité, se la pasé y le dije, ¡cubrete y cubre al bebé!.. y así lo hizo.

Tomó la gabardina, se la subió a un hombro y después al otro y le cubría perfectamente del cuello hasta la punta de los pies.

De ahí de donde estábamos, la cruz roja era poco más de dos kilómetros, pero con el tráfico avanzamos muy despacio.

Al llegar a la esquina del hospital acelere y lo más rápido que pude entre al estacionamiento

No sé qué vieron los de la cruz roja, pero en cuanto me vieron, todos se dejaron venir.

Uno de ellos llegó por mi lado y le dije, se acaba de aliviar, acaba de tener a su bebé y veían hacia atrás del asiento y la veían cubierta con mi gabardina.

El señor se bajó y yo me salí del automóvil

Por cada lado entró un enfermero o si era un rescatista, no lo sé, pero uno entró por un lado, entró otro por el otro, ya para entonces había una silla de ruedas afuera y esperando un par de enfermeras listas para atenderla.

Uno de ellos la levantó por un lado y el otro por el otro y lo sacaron con mucho cuidado hasta donde estaba la silla de ruedas.

Después de sentarla, revisaron que estuviera bien y la metieron muy rápido.

A ella,el bebé y la gabardina…

Otra enfermera, no sé si era doctora, se metió al carro en la parte de atrás y comenzó a recoger, me imagino yo que eran los trozos de placenta que habían quedado en el asiento.

Vio que ya no había nada, que estaba limpio todo al área y salió y se fue.

Yo me quedé como espectador viendo el auto y viendo cómo se llevaban a la señora.

Volteo y está el señor y que extiende la mano para darme dinero y me dice: aquí está para la carrera, por la vuelta que nos trajo.

Yo le tomé las manos y le dije quédese con él, no me pague nada, usted en este momento lo necesita más que yo.

Solo se sonrió, volteó, subió la rampa, dio vuelta y no lo volvía a ver jamás. Nunca supe cómo se llamaron, nunca supe de dónde venían ni dónde vivían, nada, absolutamente nada.

Simplemente ese único día, este único instante, esas pocas horas estuve con ellos y no los volví a ver.

Ya de regreso a mi casa, yo me quedaba pensando, veía hacia atrás y veía mi auto y el frio me recordó la gabardina, pero no sentía que hubiera perdido algo, porque dentro de mí sentía que había hecho lo correcto.

Entonces recordé las palabras: cuando ayudas a los demás solo estás en el servicio de Dios.

En ningún momento llegué a extrañar la gabardina y aquella fue la ultim ves que vi a esa pareja pero ayudarles fue una experiencia unica en mi vida.

No existe mayor satisfacción en la vida que servir a los demás.

Gracias por todo, si les gustó ya saben qué hacer.

Saludos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio